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Origen e historia de las sales de Epsom
A partir de este descubrimiento, las aguas del manantial se popularizaron como tratamiento para la gota y como laxante, atrayendo numerosos visitantes a Epsom. La localidad se convirtió en ciudad balneario, destino de los más pudientes. Los que no podían viajar tenían la opción de comprar la sal seca que se obtenía por evaporación del agua mineral y añadirla al agua del baño en casa.
En el siglo XVIII los manantiales de Epson se secaron y la ciudad dejó de ser destino de peregrinos en busca de cura. Para entonces ya se obtenía la sal (sulfato de magnesio) de otras fuentes y su uso medicinal se había extendido por todo el mundo.
Razones para usar la sal de Epsom en el jardín (o en las macetas)
1. Mejorar la germinación de semillas
2. Minimizar el shock del trasplante
3. Propiedades reverdecientes
El magnesio es un componente esencial en la producción de clorofila y si este mineral escasea en el suelo, las hojas de las plantas se vuelven amarillentas. Una cucharada de sal de Epsom al mes, alrededor de la base del arbusto, proporcionará la cantidad de magnesio adecuada para conseguir el follaje saludable que la planta necesita.
4. Prevenir hojas rizadas y arrugadas
Las hojas rizadas en las plantas pueden indicar un problema importante de plagas o de falta de nutrientes. Si se trata de esta segunda opción, la sal de Epson nos permite revertir la deficiencia de magnesio y con ello posibilitar que la planta se alimente correctamente. Para que el efecto sea más rápido, mezclaremos 2 cucharadas de sal de Epsom en 4 litros de agua y pulverizaremos sobre las hojas.
5. Prevenir plagas en el jardín
6. Cultivar frutas más dulces
La producción de frutos es el proceso que más energía requiere en el ciclo de vida de una planta. La aplicación de sales de Epsom contribuye a la producción de clorofila dentro de las células de la planta. Mayor energía significa más azúcar, lo que permite que la planta produzca frutas más sanas y dulces.
7. Rosas más abundantes y bonitas
La sal de Epsom no solo ayuda a las rosas a producir flores más grandes y en mayor número, muchos profesionales afirman que el magnesio ayuda en el crecimiento de nuevos brotes desde la base de la planta. Además, al aumentar la producción de clorofila, la sal de Epsom consigue que el follaje tenga un precioso tono verde intenso.
Para obtener los mejores resultados, añadiremos sal de Epsom en el momento de la plantación del arbusto, repetiremos cuando aparezcan los primeros signos de crecimiento y una vez más en el momento de la floración.
Si el rosal se planta a de raíz desnuda, dejaremos las raíces a remojo en agua con sal de Epsom disuelta durante 24 horas antes de plantar.