
“Me quedé de ver con mi crush en un bar y había velas por todos lados. El ambiente era hermoso. Pero al tratar de verme muy linda, me incliné en la barra y repentinamente sentí el calor y empecé a oler a humo. Mi cabello literalmente se había encendido por la vela. Afortunadamente no se consumió todo. Aun así me sentí muy apenada por el olor, así que fui al baño y me empapé en perfume. Terminé oliendo como un algodón de azúcar quemado”.
-Anna G., 25 años
“Tenía una cita muy importante. Como llegué primero, abrí una cuenta y pedí un trago. Cuando llegó bebimos mucho y terminamos en mi departamento. Al día siguiente, cuando se fue, me di cuenta que el mesero había puesto todo nuestro consumo en mi tarjeta. Le escribí a mi cita y ¡jamás me respondió! Estaba furiosa, así que le envié una solicitud por Venmo para que pagara su mitad. Y le puse en el concepto de la transacción ‘Gorrón’. Él decidió realizar el pago y me escribió pidiéndome disculpas”.
-Kiki L., 30 años
“Estaba en una cita con un chico guapísimo y estaba muy emocionada. Eso duró como 10 minutos hasta que me preguntó si podía tocar mis senos para intentar adivinar mi talla. ¡Agarré mis cosas y me fui rápidamente de ahí!”
-Diane T., 24 años
“Salí con un chico que trabajaba en recursos humanos, y literalmente sintió que nuestra cita era como una entrevista. Me preguntó cuántos días de vacaciones tenía, cuánto tiempo trabajé en la empresa anterior, y qué tipo de beneficios me ofrecían. Y hasta me aconsejó que debería pedir más días de vacaciones después de mi primer año ahí. Aunque ese sí fue un gran consejo no lo volví a ver”.
-Elizabeth H., 24 años
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p dir=”ltr”>“En mi primera cita oficial con este chico con quien solo me estaba acostando, me quitó uno de mis anillos y comenzó a jugar con él. Lo uso todos los días porque era de mi abuela y tiene sus iniciales. De repente lo metió en su boca y se lo tragó. Me volví loca. Abrió su boca para que pudiera ver que no estaba ahí e insistió en que se lo había tragado. Dijo que se sentía muy apenado. Diez minutos después cuando empecé a llorar, me enseñó que lo había guardado en su bolsillo”.
-Lillie R., 22 años